Asi no, eh?

Nos bancamos los viajes a Europa con recursos públicos.

La abultada cuenta de Nueva York.

Nos bancamos que tu esposo haya decidido tu candidatura.

Tambien la campaña politica con nuestra plata.

Nos bancamos las valijas, y para ser sincero, para ese momento ya todos nos sentiamos medio boludos.

Por todos los medios nos dijiste golpistas.

Sin olvidar cuando hablaste de la oligarquia.

Nos bancamos que nos pongas excusas. "Que soy mujer, que me gusta la democracia y a ustedes no"

Nos tenemos que bancar a Felisa Miceli opinando.

A D'Elia patoteando.

Ni hablar de cuando corrieron a gente de la Plaza de Mayo.

Bancarnos a tu marido tomando decisiones, para las que te votaron a vos.

Sin ir mas lejos, el domingo te pagamos millones para que hagas tu acto politico y la gente te aplauda.


Entonces... explicame una cosa. Vos estas ofendida???





Ahora sí.
No hay lugar para que un Gobierno se "ofenda" con sus representados. Y es aún mas irracional que se apele a esto para suspender el ejercicio de una función para el que fue elegido.

Es muy básico. El gobierno es representante de toda la ciudadanía, verdad? Mas allá de las divisiones, subdivisiones, sectores, más grandes o menos grandes, todos estan bajo la orbita del Estado. Y el gobierno como "administrador" del Estado no puede negar el ejercicio de una función a ninguno de estos sectores . Y mucho menos por algo tan subjetivo como una ofensa, y con sus propios representados!!!
No estoy hablando de representar a uno y cada uno de los intereses, porque sabemos que es imposible e inutil. Pero de lo que si hablo es de no negar el reclamo de esos intereses a ninguno. El consensuar es una función del gobierno. Una función para la que fue votado.
No es ciencia politica de la compleja. Tiene un nível absolutamente básico.

Pero sin embargo esta actitud es una constante. El gobierno desestimando reclamos que no quiere oir. El gobierno que no cumple sus funciones más básicas, como el discutir una politica con sus representados. El gobierno inmerso en la pugna por el poder, olvidando sus funciones.